Vine a la Higuera Blanca con buenas espectativas por las recomendaciones que había recibido, y mientras que no todo fue genial, ¡la comida fue excelente!
El arroz a la tumbada, que había sido ampliamente recomendado fue grandioso, lleno de sabor, con suficientes mariscos, una porción abundante y llena de sabor.
Con un ceviche intermedio, fresco en temperatura y en calidad del pescado, fue genial para cambiar el tono de la comida.
Sin embargo, la estrella del show fue la mojarra frita enchipotlada, un enchipotlado fantástico, nostálgico y muy tradicional del puerto de Veracruz que te daba las notas necesarias para sentir el dulzor picante de la salsa; pero seguir comiendo bocado tras bocado, el pescado magistralmente cocinado jugoso y suave en perfecta armonía.
Si tuviera que señalar algo que quizá no es relevante pero su importante, es la pésima calidad de sus bebidas, un mojito que no cumple en refrescar, micheladas que no tienen gracia y te dejan un sabor de jugo Maggy más que afecta realmente tus buenos platillos; añadiendo insulto es el costo de estos cócteles y bebidas que ni por asomo pertenecen al restaurante que sirvió la comida.
Me lo recomendaron y gratisima sorpresa, deliciosa cocina!
La comida es estupenda, lugar ideal para una comida en familia o en pareja. Les recomiendo encarecidamente probar el agua de maracuyá y los camarones a la Don Tony
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