Excelente lugar, un ambiente agradable y fuera de lo común, la comida está muy rica, tardan un poco porque la hacen a detalle, pero vale la pena y te da la oportunidad de platicar con la persona que invitaste, jugar algún juego de mesa que tienen o leer uno de los tantos libros que tiene.
La comida está bastante bien y a un precio razonable para la zona donde está ubicado ( barrio antiguo ), el ambiente del lugar es lindo y alternativo lo que le da esa brisa distinta y única.
Lo único criticable ( en mi experiencia ) es el servicio bastante lento y tardado.
La decoración podría llamarse "informal", y es lo que me encanta de este lugar. Es como si se lo tomaran a la ligera, y de eso se trata. El burrito de pollo estaba muy rico. Sentarse en la planta alta puede hacer que tarden más en atenderte, porque parece que hay falta de personal. No había carne de res para hamburguesa durante el domingo en la noche.
Buena música relajada.
Volvería a ir.
Muy bonita experiencia.
el concepto está padre sale de lo ordinario de primera impresión puede no agradarte pero bien vale la pena te des la oportunidad de conocer y quizás en la tarde sea mejor yo fui a desayunar y los precios están en 170 pesos cualquier desayuno incluye café y fruta
El personal es amable y atento (es raro que te reciban al entrar pero tú entra y elige mesa). Las crepas, frapes y postres están ricos , solo tener en cuenta su eslogan de comida lenta pero feliz. La temática del lugar es muy peculiar, a mí me gusta. Suelen tener muy buen playlist de fondo.
Ambiente bastante agradable la música te inspira totalmente indudablemente un lugar bastante acogedor y la comida realmente deliciosa
Fuera de toda tradición regia, se encuentra este restaurante con tintes veganos en Barrio Antiguo. Es una gran propuesta de convivencia con un menú amplio, muchas opciones vegetarianas y también "omnívoras". Oscilan los platillos entre los 100 y 300 pesos, con buen sabor y emplatados muy buenos. Yo pedí un chamorro y fue espectacular. Probé también la tostada de ceviche vegano y estuvo muy bien.
El lugar se denomina parte del "movimiento lento", para disfrutar de la convivencia, las charlas y la comida sin el estrés de pedir rápido y comer rápido para irse. En ese sentido, Trece Lunas tiene opciones para pasar una gran tarde: libros y revistas de diseño, arquitectura y arte, ocupan sus múltiples estantes. Además, ofrecen un espacio para elegir una película y verla con total tranquilidad en un salón oscuro dedicado a la proyección. Murales, grafitis, esculturas, máscaras, artesanías, cachivaches varios y pintas de los visitantes cargan el recinto de un ambiente barroco urbano, dándole un peso, una historia a cada rincón, que siempre tendrá un detalle por contar.
Ideal para ir con amigos, disfrutar la tarde, charlar con buena comida, vivir el momento sin más. Muy recomendable.
PD. Mis fotos tal vez no le hagan justicia, pero es un espacio bastante interesante.
Es muy rico los chilaquiles, gran ambiente. Los baños no están chidos. Y pues es comida lenta así que pues se tardan un rato.
Realmente muy ricas las crepas, los frappes, la ambientación del lugar genial, es un lugar fuera de sí, lo recomiendo por eso, sólo a veces demoran más tiempo porque se llena el lugar pero son muy amables el personal
Está muy padre el concepto, para una fotos cool está muy cool.
La comida está riquísima y los precios accesibles. Te recomiendo que escojas la comida del día: comida, postre y bebida. Pregunta al mesero qué platillos aplican. El café está delicioso.
Los empleados nos atendieron muy amablemente y el ambiente se siente muy privado y relajado.
rocio marisol muñoz dimas
+5
La comida tiene muy buen sabor, el único detalle es el tiempo, entiendo que es comida lenta, pero esperar más de una hora para que trajeran un par de crepas, me parece demasiado
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