Elegante lugar, casi histórico, ubicado en un punto principal del magnificiente Paseo de Montejo, en una casona centenaria.
Me pareció un local análogo o proporcional al Reserve de Mazaryk. Los baristas, saturados de trabajo, no se dan tiempo para mantener la limpieza de los espacios en ambas plantas y terraza, por lo que parece descuidado, y por la saturación imparable ante tanta clientela, el café sabe a qué no está bien preparado.
Un Starbucks único por su arquitectura y privilegiada ubicación.
Es una casona en el corazón de Paseo Montejo, zona turística de Mérida. Tiene muchos espacios con diferentes ambientes para escoger.
En el jardín y frente de la casa, hay sillas y sillones con sombrilla y dentro, tienen varios cuartos donde se aprecia la arquitectura de la casa. Cada uno de estos espacios con muchas sillas, sillones y mesas de madera, amplios, cómodos. Su iluminación ámbar, tenue, es relajante. Con música de ambiente muy tranquila. Y en la parte de atrás tiene un amplio estacionamiento rodeado de algunos viejos árboles enormes (qué bueno que no los quitaron). A la entrada del estacionamiento hay un anuncio de "valet parking" pero, al menos en la mañana, no había nadie (para mí mejor porque no me gustan los valet parking).
Vale la pena mencionar que me atendió Krystel y en la segunda vuelta, Carlos Celis. Ambos muy sonrientes, atentos y eficientes, apesar del estrés de tanta concurrencia, me miraron a los ojos y eso para mí es un plus a su labor.
Importante: es un Starbucks sumamente popular y siempre hay fila. Donde se ubica la barra de café es un espacio muy pequeño y parece sentirse apretado.
Buenas ubicación ya que se encuentra sobre paseo de Montejo, la casona le da un toque padre.
Tiene mesas afuera donde puedes pasar un rato ameno con familia, amigos , pareja o tú puedes ir solo.
El servicio es rápido, y con las bebidas básicas.
Buen lugar para ir a relajarte un rato.
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