Realmente este lugar es un "must-go" si vienes de visita por San Miguel de Allende, es un lugar pequeño, un diamante escondido el cual no llama mucho la atención pero que vale la pena hecharle un vistazo. SOBRE LA COMIDA: Toda la comida esta increíblemente deliciosa, los precios estan muy bien elegidos en respecto al sabor y el tamaño de la porción. Probe de todo un poco y los chilaquiles estan deliciosos, en lo personal me gustó más la salsa roja sobre la verde; las enmoladas estan buenas, asi que son buena opcion, y los huevos en general estan muy bien cocidos justo como me gustan. El chocolate artesanal lo prefiero semi-amargo en lugar del dulce; el café de olla es muy bueno (amo el cafe de olla, si hay café de olla pierdo el autocontrol); y el café de la casa me hubiera gustado que estuviera mas concentrado (pero ese ya es mi gusto personal) esta bueno, es una buena opcion en general. TRATO DEL PERSONAL: La señorita que nos atendió fue super linda, extremadamente hamable y muy servicial en todo momento, amé sus "good-vibes" que transmitía a la hora de hablar con nosotros. EL AMBIENTE: Me hubiera gustado que hubiera algunoa ventiladores ya que se siente un poquito el calor de la cocina por todo el lugar, llega a ser incómodo pero no molesto. Esta simpático/interesante el concepto que todo las cosas del lugar estan a la venta, asi que si te gusta algo de ahi, lo puedes comprar jajaja.

La atención es muy buena, los precios accesibles y el sabor es riquísimo