Lugar totalmente campestre, excelente servicio y increíble comida.
Los ostiones estaban sumamente frescos, habría que repasar nada más la apertura porque quedaba demasiados fragmentos de concha dentro de algunas. Fuera de esos estaban deliciosos.
El foie gras muy bueno con el membrillo combinó muy bien.
Los tuetanos a chuparse los dedos y en cantidad muy abundante, con su pan a la parrilla.
Era la primera vez que probaba el jurel con leche de tigre, me pareció muy interesante el contraste del jurel con el toque ácido de la leche de tigre.
La lobina estaba deliciosa, cocinado en su punto, con la piel crujiente y muy jugoso.
Y para terminar pedimos el mouse de chocolate, en mi opinión solo le faltaría equilibrar un poco más el mousse con el corazón. La mousse si bien, nos comentó el mesero era de 80% de cacao, se sentía más como chocolate de leche qué amargo, y nos empalago. El corazón era una mezcla de dulce/salado con el toque de la aceituna, sorprendente y muy agradable.
Regresaría sin duda, y lo recomendó ampliamente.
Es un “must” si vas al Valle, especialmente la primera vez. El lugar es hermoso, las mesas están frente al viñedo y al fondo se ven las montañas. Un sueño.
Es fascinante ver la cocina abierta y lo que pidas es delicioso:.
Llegando el trato fue muy bueno. Recoiendl tener reservación. De entrada nos trajeron unas verduras en escabeche cortesía de la casa. El servicio es "rápido" pero se les olvidaron algunos platillos . De sabor: muuuy salada la comida, sabor muy simple , nada especial. El borrego no estaba mal pero también muy simple el sabor. Los tuetanos si están muy buenos pero pues como la mayoría de restaurantes. También me tocó probar el solomillo. Carne un poco dura , termino medio (no te preguntan el termino) y los vegetales súper salados no recomendado. La comida de 7 tiempos es demasiada , pueden compartir dos personas sin problema, tienes que estar pidiendo los siguientes platillos para que no tarden tanto. Precio: medio altos, arriba del promedio de otros restaurantes. Platillo promedio oscila entre los $550 pesos.. postres no hay mucha variedad y los sorbetes estaban muy azucarados. En general es un lugar sobrevalorado pero es bonito y con muy buena atención. Esperaba más por tener estrella michelin. Lleven repelente si van en la tarde noche.. si te gusta el vino, la botella más barata está en $1100 y están buenos pero no para ese precio.
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