Me gustó mucho el sazón de lo que comí. El único pero fue el mole de mi esposa, no tenía sabor. Cómo si lo hubieran diluido con agua. Se sentía insípido. Pero en general volvería nuevamente.
Lo que encuentro encantador en este lugar son sus espacios sumamente cómodos. Las amplias mesas son ideales para disfrutar en compañía de familia o amigos. La calidad de la comida es destacable, siendo las enchiladas una opción que realmente disfruté. Mi deseo sería que extendieran su servicio a las cenas, ya que el restaurante posee un potencial innegable para crear una velada romántica. Imagino que las luces tenues y la atmósfera acogedora podrían transformar este lugar en el escenario perfecto para momentos más íntimos. En definitiva, creo que sería una maravillosa adición que capturaría la esencia acogedora y versátil de este establecimiento.
Los huevos motuleños....que ricos! Y el servicio excelente. Gracias Josué y Sergio por el buen trato!
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