Kike y David fueron unos excelentes meseros. Hemos venido aquí unas 4 veces y todas las veces la comida y el servicio han sido excepcionales. El ambiente es espectacular con obras de artes en las paredes y bastante fresco considerando cuan abierto es el restaurante.

Este lugar lo describiría cómo un lugar que le daría una segunda oportunidad pero que no me enamoró a la primera, porqué? En busca de nuevas experiencias llegué con muy buenas expectativas por un comentario que decia que era el mejor desayuno que había tenido, bueno pues el lugar me pareció muy bonito, amplio, ambiente interior y de terraza, ambos sin aire acondicionado, lleno de arte, plantas, y buena vibra. La atención 5 estrellas, peeeeeroooo.. mi pedido fue un desayuno de huevos poché los cuales fueron lo mejor del menú, decidí acompañarlos con papas cambray y estaban ok, la ensalada de acompañamiento que pidió mi hijo me pareció mejor sabor, el pidió el desayuno inglés, la presentación no se me hizo tan buena sin embargo en sabor estaba ok, no por el huevo sino por el waffles, tal parece que tienen un punto a mejorar en sus opciones con harina ya que pedí unos hotcakes y estaban muy atractivos a la vista sin embargo de sabor 😝 nada que ver con el atractivo visual. Son 3 y para empezar el de hasta abajo estaba muy oscuro como si se estuviera pasando de cocción, además aunque estaban esponjosos su consistencia era muy reseca por lo que solo comi uno, eso mismo le comenté al cajero y solo me dijo que para la próxima no pasaría, que ese día había recibido comentarios similares entonces que vería con el chef está situación más no ofreció ningún incentivo. También pedimos un jugo verde y un frappé de fresa. 5 estrellas para ambos solo que antes de pedir lean los ingredientes ya que el frappé de fresa( consistencia más bien de jugo con hielo) contiene otros ingredientes que puede ser eres no te gusten. No hay estacionamiento propio, solo alrededor en las calles, me tocó estacionarme como a cuadra y media del lugar.