Celebramos un cumpleaños en La Troje, un restaurante bastante bueno que nos dio una oferta variada para todos los gustos, al final nos inclinamos por platillos que recomendaban.
Sabores bastante ricos y pulidos, con sus particularidades, el término del filete un poco inseguro que sobrepasó lo solicitado y un spaghetti de cuatro quesos que mientras disfrutable, no tenía carisma ni carácter.
La empanada argentina muy muy disfrutable y de aspecto fantástico.
Excelentes platillos, ambiente y precios, aunque pudieran mejorar un poco la atención del personal y la recepción de los comensales.
Sin duda volvería a visitar La Troje y lo haría para probar más de sus opciones.
Era temprano, la 1 de la tarde, el lugar estaba vacío, no tienen muchos platillos aunque se hagan llamar “bodega culinaria” me imaginaba más alimentos, los precios son como en cualquier lugar mamoncito, tiene aire acondicionado por dentro, se siente fresco.
En cuestión de comida la verdad está bueno, el único pero que le pongo es que necesita más presentaciones los platillos, se ven como comidas caseras de fondas, necesitan una mejor presentación. La comida está rica, no volvería a ir, por qué no tienen muchos alimentos. El ambiente está padre, es más familiar o de negocios.
En cuestiones de tiempo, los platillos llegaron en desorden, primero uno, luego otro, no llegaron juntos, y obviamente unos se tardaron más que otros.
Muy buen servicio por parte del personal y los meseros.
Me encantó el concepto del lugar, cómo una bodega antigua. ¡Muy original! Y los platillos muuuuuy gourmets.
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