He venido un par de veces a este restaurante. Se encuentra bien ubicado, en un área céntrica de la ciudad, he venido los sábados por la tarde y llegar es sencillo y sin tráfico. Tiene un estacionamiento algo pequeño pero no he tenido problemas de falta de espacio.
Dentro, la decoración es de una casa antigua, con varios objetos de varias décadas de existencia, muy agradable. Las mesas lucen un tanto justas y en momentos de máxima ocupación si debe ser un problema.
La atención es esmerada, siempre al pendiente de que no falte algo, incluso antes de pedirlo lo ofrecen (tortillas, platos, etc).
Entregan una cortesía de caldo de camarón con pan y mantequilla, delicioso.
La comida es recién hecha. De entrada los machitos son imperdibles, no he probado otros más ricos. También las mollejas son muy buenas.
El cabrito es horneado, llega en buena porción (como todo lo demás) y es rico aunque no tanto como si fuera asado. Creo que me quedó a deber un poco en el aspecto del sabor.
La naranjada no es natural, ojo, eso también queda como una espinita.
En general volvería a acudir, es un sitio en donde comer es muy agradable.
Jose Alberto Gonzalez Vilchis
+5
Muy rico el cabrito, súper recomendado, queda uno muy satisfecho, la atención de diez también.
Es un lugar tranquilo para comer, el servicio no es malo, solo que tardaron un poco para llevar la cuenta, la terminal y ticket para factura cuando se solicitó todo desde un inicio
Pedí un corte termino medio y lo llevaron prácticamente bien cocido, fue una buena porción y tenia buen sabor, pero no con el termino que solicité
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