Ricos licuados con y sin leche. Variedad y sabor. Los desayunos lucían deliciosos. Muy limpio.
Un buen lugar para comer algo local y muy sencillo, la mesera no tenía cara muy contenta y parecía más disgustada por trabajar ahí que por atender, la otra chica (yo supongo que dueña) muy amable y servicial, muy atenta a los clientes. El menú es económico, la comida es normal, no es lo más bueno pero realmente satisface. Los precios varían de menos de 150 pesos mexicanos quizá, las bebidas frescas y muy ricas. El jardín muy lindo, tranquilo y con un ambiente relajado entre árboles, flores, una fuente y el estilo colonial.
Lugar genial para refrescarse con medio o un litro de fruta. Todo natural y de buena calidad, nos pedimos una mezcla de piña, sandia y mango y la verdad es que estaba riquisimo, de los mejores batidos que tomamos en México.
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